El Mundo Indígena 2022: Botsuana
Botsuana es un país de 2.350.667 habitantes que celebró sus 50 años de independencia en 2016. Su gobierno no reconoce a ningún grupo étnico específico como indígena, sino que sostiene que todos los ciudadanos lo son. Sin embargo, el 3.2 % de la población se identifica como perteneciente a grupos indígenas. Entre ellos se incluyen: los san (conocidos en Botsuana como basarwa) que suman unos 70.040 habitantes; los balala (2.420); y los nama (2.830), un pueblo de habla khoekhoe. En el pasado, los san eran tradicionalmente cazadores-recolectores, pero en la actualidad la gran mayoría se dedica al pastoreo a pequeña escala, a la ganadería o a economías mixtas. Pertenecen a un gran número de subgrupos, la mayoría con sus propias lenguas, como los Ju/’hoansi, Bugakhwe, Khwe-ǁAni, Ts'ixa, ǂX'ao-ǁ'aen, !Xóõ, ǂHoan, ‡Khomani, Naro, G/ui, G//ana, Tsasi, Deti, Shua, Tshwa, Cuaa, Kua, Danisi y /Xaise. Los san, balala y nama se encuentran entre los pueblos más desfavorecidos de Botsuana, con un alto porcentaje de personas que viven por debajo del umbral de pobreza. De los san, se calcula que solo trescientas personas son cazadores-recolectores a tiempo completo.
Botsuana es signataria de los convenios sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer , sobre los Derechos del Niño y sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial , y votó a favor de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas . Sin embargo, no ha firmado el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre pueblos indígenas y tribales . No existen leyes específicas sobre los derechos de los pueblos indígenas en el país, ni el concepto de pueblos indígenas está incluido en su Constitución. Botsuana participó en la 20ª reunión anual del Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas de las Naciones Unidas que se celebró (principalmente de manera virtual) en Nueva York del 19 al 30 de abril de 2021.
El impacto de la COVID-19 en Botsuana
Como ha sucedido en todo el planeta, la vida de las personas indígenas de Botsuana también se ha visto profundamente afectada por la pandemia del COVID-19. Aunque el último confinamiento total ya se ha levantado, la tasa nacional de vacunación solo alcanza el 40 % de la población. En algunas comunidades San, incluyendo Ghanzi, D’Kar y Mababe, los índices de infección por COVID-19 son elevados, aunque las tasas de mortalidad parecen ser relativamente mínimas. La Fundación Sir Ketumile Masire proporcionó jabón y otros materiales de protección a comunidades de zonas remotas y el Fondo de los Pueblos del Kalahari (Kalahari Peoples Fund) y otras organizaciones difundieron información sobre el virus en lenguas maternas.
En 2021, el COVID-19 y la variante Ómicron causaron un declive del 80 % en el sector turístico, provocando un drástico descenso de ingresos y medios de subsistencia para los miembros de comunidades de zonas remotas. En tiempos normales, las comunidades ubicadas en áreas de gestión de fauna y flora silvestre obtienen ingresos por subalquilar sus áreas a turoperadores mediante los sistemas de Gestión de Recursos Naturales Comunitarios y Licencias de Caza que, hasta la pandemia, proporcionaban ingresos al 46 % de la población rural en general[1]. En contraste, los ingresos por diamantes, sector dominante de la economía nacional, se dispararon un 73 % en 2021, según las cifras económicas del Gobierno de Botsuana y de la empresa de diamantes Debswana[2].
Tierras y lenguas
Tras muchos años de debate, en julio de 2021, se anunció que a partir de febrero de 2022 se enseñarían las lenguas maternas san en colegios de Botsuana, incluyendo posiblemente naro y ts’ixa. Durante años solo se han impartido inglés y setswana, los idiomas nacionales.
En 2021 no se produjeron cambios legislativos con repercusión para las personas indígenas. La situación de tenencia de la tierra de las comunidades ubicadas en áreas remotas del país es aún muy precaria[3] y puede que sea necesaria nueva legislación para garantizar la protección de los derechos de estas comunidades.
Caza y vida silvestre
En marzo de 2021, el presidente Mokgweetsi Masisi y el Departamento de Vida Silvestre y Parques Nacionales dieron inicio a las subastas de licencias para la caza de elefantes durante la temporada que concluía en septiembre de dicho año. Unas pocas comunidades San realizaron ofertas para conseguir licencias pero la mayoría no obtuvieron ninguna asignación. En los distritos Noroeste, Chobe y Central no se fijaron especificaciones para distribuir beneficios a las comunidades donde se cazan los elefantes, por lo cual sus miembros no pudieron aprovechar la carne u otros productos derivados de estos animales. No obstante, algunos integrantes de las comunidades realizaron tareas de acompañamiento a las empresas de safaris y a sus clientes, pudiendo así conseguir algunos ingresos.
En 2021, uno de los incidentes misteriosos que sucedió en el país fue la constante muerte de elefantes en el delta del Okavango y sus alrededores, registrándose un total de 450 muertos. Tras meses de pruebas, se determinó como causa más probable la presencia en la zona de cianobacterias o algas tóxicas[4].
Reserva de Caza del Kalahari Central
Los residentes de la Reserva de Caza del Kalahari Central, tanto san como bakgalagadi, continuaron sufriendo abandono por parte del gobierno, el cual no ha proporcionado la infraestructura hidráulica que prometió y que aliviaría el grave problema que supone la sed para las personas que viven en la reserva.
El trabajo de campo realizado en Kalahari Central en 2021 reveló que comunidades de la reserva no han recibido ningún beneficio desde que se estableciera allí el Fideicomiso Comunitario Memoghamoga , diseñado y puesto en práctica por el gobierno en 2018. Las cinco comunidades del Kalahari Central están tratando de conseguir el derecho a fideicomisos individuales para cada una, lo que les aportaría más flexibilidad y mayor control sobre sus propias actividades. Actualmente no tienen acceso a ninguno de los beneficios que genera el turismo y además se disuade a los visitantes de ir a las comunidades. En cambio, se les aloja en campamentos patrocinados por el gobierno o alojamientos hoteleros privados para safaris, como Tau Lodge y Kalahari Plains Camp en el oeste y noreste, respectivamente, de la reserva[5].
Ranyane (distrito de Ghanzi)
La amenaza de reasentamiento aún se cierne sobre muchas comunidades San, como Ranyane, situada al sur del distrito de Ghanzi, donde el gobierno ha venido efectuando sistemáticamente desalojos de residentes durante muchos años. En mayo de 2021, el Consejo Khwedom de Botsuana (Botsuana Khwedom Council), una organización san nacional no gubernamental, visitó el asentamiento[6], distribuyendo entre sus habitantes información sobre el COVID-19 y mascarillas. Informaron que en la actualidad vivían allí 165 personas, la mayoría san naro, junto con una docena de personas bakgalagadi. Algunos miembros de la comunidad se encontraban temporalmente en Matsimantsho (a 39 kilómetros de Ranyane), donde están trabajando en el programa conocido como Ipelegeng, que otorga trabajo a cambio de alimentos y dinero en efectivo. El mismo no se había facilitado a Ranyane, a diferencia de otras comunidades del distrito de Ghanzi.
La comunidad de Ranyane tiene un pozo pero el gobierno no realiza el mantenimiento como hace en otros asentamientos. Los residentes aportan fondos para su mantenimiento y combustible, incluyendo el jefe de Ranyane, Qlarake Pule, que vendió algunos animales de su ganado para este fin. Desde 2013, ningún representante gubernamental ha visitado el asentamiento y sus habitantes se sienten abandonados y desatendidos. En palabras del kgosi (jefe) Pule: “Solo Dios se preocupa por nosotros”. Los residentes sienten que el gobierno les está castigando en represalia por defender sus derechos y llevar su caso ante los tribunales para detener los desahucios. No hay dispensarios sanitarios ni colegios en Ranyane ni cerca y el Comité de Desarrollo de la Aldea no está operativo.
Los habitantes de Ranyane han solicitado al Consejo Khwedom organizar alguna formación para la comunidad sobre cuestiones relacionadas con los derechos humanos. Qlarake Pule y otros miembros de la comunidad han manifestado su deseo de que su aldea sea reconocida y de disponer de servicios. Asimismo, quieren tener acceso a proyectos de fomento de medios de subsistencia bajo los auspicios del Gobierno de Botsuana y el proyecto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo “Proyecto del Ecosistema de las Tierras Secas de Kgalagadi-Ghanzi” (Kgalagadi – Ghanzi Drylands Ecosystem Project, KGDEP), así como recibir igualdad de trato por parte del Programa de Desarrollo de Áreas Remotas del Consejo del Distrito de Ghanzi y del gobierno central.
Botsuana se apodera de tierra en el delta del Okavango sin consultar a los residentes
En 2021, el Gobierno de Botsuana se apropió de diversas superficies importantes de tierra en la zona del delta del Okavango. En el país existen tres categorías de tierra: tribal, estatal (incluyendo zonas protegidas) y en propiedad absoluta de individuos. El 9 de abril, la oficina del presidente Masisi ordenó la adquisición de una gran parcela de tierra en la reserva de caza Moremi que, hasta los años 1960 y 1970, era tierra san khwe. El gobierno planea utilizar esta tierra que han despojado de su calificación tribal para gestionar como una instalación turística. El Consejo del Distrito Noroeste votó en contra del plan del gobierno en julio, pero acto seguido se les comunicó que su opinión no contaba en la decisión puesto que era exclusivamente responsabilidad de la Junta de Tierras de Tawana[7]. El ministro de Gestión de Tierras, Kefentse Mzwinila, justificó que esta acción de eludir al consejo del distrito se basaba en la Ley de Tierras Tribales, y afirmó: “Hemos procedido de este modo antes allí donde hemos despojado a tierra tribal de dicha categoría para convertirla en tierra del Estado”[8]. A algunos observadores esta situación les recordó la expulsión de personas indígenas de la Reserva de Caza del Kalahari Central en la década de 1990[9]. La pérdida de esta tierra significará reducción de ingresos y empleos para las personas san locales, como los habitantes de Khwai que trabajan para empresas turísticas que operan en la parte norte de Moremi y que tienen un fideicomiso comunitario.
Por otra parte, el gobierno anunció en mayo que había comprado una instalación turística en funcionamiento, el establecimiento hotelero Tautona Lodge en Ghanzi, junto con una zona cercana de fauna y flora silvestre, para uso como centro de formación para la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Seguridad (Directorate of Intelligence and Security Services)[10]. El consejero de Ghanzi, Kealeboga Gaebase, expresó: “Es indignante que el gobierno haya decidido de manera unánime comprar [Tautona] a pesar de haber declarado que el país está inmerso en una crisis económica”. Jumanda Gakelebone, un delegado san en el consejo, cuestionó por qué se había comprado dicho establecimiento hotelero sin consultar a la comunidad. Y añadió: “Por supuesto no descansaremos hasta que encontremos respuestas porque para cualquier compra realizada por el gobierno, especialmente en nuestra jurisdicción, tienen que efectuarse consultas (...)”[11]. Los san naro de la zona tenían derechos ancestrales sobre Tautona y algunos de ellos estaban empleados en el establecimiento hotelero, lo que ya no será así.
Estas adquisiciones del gobierno se han efectuado cuando simultáneamente las comunidades de Okavango y Ghanzi han perdido miles de trabajos debido al impacto del COVID-19 en el sector turístico del país. Miembros comunitarios han perdido su empleo en el Okavango como cocineros, guías profesionales, remeros de canoas, animadores en actividades de ocio y artesanos, incrementando su grave inseguridad alimentaria y pobreza.
Prospección petrolífera en la zona del delta del Okavango
A finales de 2020, la empresa petrolífera canadiense ReconAfrica anunció que había descubierto petróleo en la zona del delta del Okavango y que había obtenido acuerdos de licencia por parte de los Gobiernos de Botsuana y Namibia para comenzar la exploración, como se reseñó en el artículo del año pasado. Dichas licencias aprobaban la exploración sobre inmensas zonas contiguas del noroeste de Botsuana y noreste de Namibia, cubriendo un total de 34.188 kilómetros cuadrados[12].
En febrero de 2021, Lefoko Moagi, ministro de Recursos Minerales, Tecnología Verde y Seguridad Energética de Botsuana, señaló que la fase de exploración en el país se llevaría a cabo con cuidadosa consideración del medio ambiente de la zona y del bienestar de sus habitantes, y que no se permitirían prácticas de fracturación hidráulica o fracking. Según el acuerdo de licencia de Botsuana, los tres primeros años se dedicarían a planificación y no implicarían actividades físicas en el terreno. Dos sitios declarados patrimonio mundial de la ONU que se encuentran en la zona –las Colinas de Tsodilo y el propio delta del Okavango– fueron excluidos del acuerdo de licencia en respuesta a las inquietudes manifestadas por la ONU[13]. Ello no evitó que en septiembre de 2021, ReconAfrica enviara un representante a las colinas de Tsodilo para decirle a los San Ju/’hoansi y Mbukukushu que viven allí que tendrían que reubicarse lejos[14].
Inmediatamente, ciudadanos y ecologistas manifestaron su preocupación. Poco después de que se desvelaran estos planes, surgió el movimiento internacional Save the Okavango. A principios de 2021, Gakemotho Khwebe Satau, presidente regional del Comité de Coordinación de los Pueblos Indígenas de África (Indigenous Peoples of Africa Coordinating Committee), inició una serie de consultas con los líderes comunitarios de la zona afectada de Botsuana y exhortó al presidente Masisi a reunirse con ellos. El kgosi (jefe) del asentamiento de Dobe, Boitumelo Kopano, indicó que ReconAfrica no había entablado contacto con los líderes comunitarios y añadió: “Como comunidad necesitamos que se nos consulte detalladamente sobre el asunto”[15]. No obtener el consentimiento libre, previo e informado contraviene leyes ambientales de Botsuana.
En octubre, el príncipe Enrique, duque de Sussex, Leonardo di Caprio, Forest Whitaker y otras celebridades se unieron a activistas ambientales e indígenas locales exigiendo una moratoria inmediata de la extracción de petróleo y gas en la cuenca del río Okavango. El príncipe Enrique y Reinhold Mangundu, un activista namibio, escribieron en un artículo publicado en el Washington Post: “La extracción es un juego obsoleto que produce desastrosas consecuencias para muchos e increíbles riquezas para unos pocos poderosos”. Pedían a los lectores que se unieran a ellos en la resistencia frente a la perforación en el Okavango[16].
Mujeres y jóvenes en Botsuana
Durante la pandemia del COVID-19 en 2021 se incrementó en Botsuana la incidencia de casos de violaciones y maltrato doméstico. El Centro de Apoyo y Prevención de la Violencia de Género (Gender-Based Violence Prevention and Support Centre) y varias ONG instaron a que se diera mayor atención a los derechos de las mujeres del país, especialmente aquellos relacionados con la violencia doméstica. Por otra parte, datos recopilados por la Cruz Roja y UNICEF en 2021 indicaron que las mujeres de minorías en áreas remotas estaban sufriendo tasas de infección por COVID-19 más elevadas que los hombres, y que sus ingresos se habían reducido mucho más debido al declive en el turismo. Diversas organizaciones, como la Fundación de Mujeres Tane Ko Teemahane y la Familia de Organizaciones Kuru, trabajaron con mujeres en la producción artesanal, junto con artistas individuales ubicados en Maun, D’Kar y Ghanzi. En diciembre, Palesa Molefe, Miss Botsuana en el certamen de Miss Mundo, se reunió con curanderos Ju/’hoan que le mostraron sus poderes de curación y le proporcionaron piezas de artesanía tradicional para lucir durante sus eventos internacionales[17].
Asimismo, las mujeres indígenas manifestaron tener más dificultad que los hombres para obtener derechos jurídicos de tenencia de tierras para fines residenciales, de cultivo o empresariales. Esto sucedió especialmente en los distritos Noroeste, Ghanzi, Central, Kgalagadi y Kgatleng[18].
Un estudio relativo a 367 mujeres san y sus hijos del distrito de Ghanzi reveló altas tasas de anemia entre las mujeres e incluso más elevadas, 50 %, entre sus hijos, quienes también mostraron signos de desnutrición y retraso en el crecimiento. Muchas de las mujeres vivían en hogares de ocho personas o más. Dos tercios de los hogares no disponían de cuarto de baño, ni siquiera letrinas de pozo. La mayoría de las mujeres vivía con menos de 200 USD al mes y, aunque la mayoría tenía empleo, más de dos tercios de ellas ganaban menos de 175 USD al mes[19]. Como en años previos, los hogares encabezados por mujeres suelen ser los más pobres del país, un asunto que sigue siendo un foco de preocupación para el Gobierno de Botsuana y ONG.
Robert K. Hitchcock es profesor de antropología en la Universidad de Nuevo México, Albuquerque, Nuevo México (Estados Unidos). Contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Judith Frost es una consultora independiente que ha realizado numerosos trabajos sobre los San del sur de África. Contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Este artículo es parte de la 36ª edición de El Mundo Indígena, un resumen anual producido por IWGIA que sirve para documentar e informar sobre los desarrollos que han experimentado los pueblos indígenas. La foto de la publicación muestra mujeres indígenas que se ponen de pie y asumen el mando en la lucha por los derechos territoriales de su comunidad en Jharkhand, India. Fotografiada por Signe Leth, es la portada del Mundo Indígena 2022 donde originalmente está escrito este artículo. Encuentra El Mundo Indígena 2022 completo aquí
Notas y referencias
[1] Pinnock, Don. “Botswana’s President Masisi buys lodges at government expense amid economic crisis”. Daily Maverick, 26 de septiembre de 2021.
[2] Reuters. Botswana's Debswana diamond sales jump 73% in first nine months of 2021”. London: Reuters, 30 de noviembre de 2021.
[3] Hitchcock, RK. Social and environmental impact assessment (ESIA) of the project titled ‘Managing the human-wildlife interface to sustain the flow of agro-ecosystem services and prevent illegal wildlife trafficking in the Kgalagadi and Ghanzi Drylands (KGDEP) Botswana. Gaborone: Gobierno de Botsuana y Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, noviembre de 2021.
[4] Veerman, J., A Kumar y DR Mishras. “Exceptional landscape-wide cyanobacteria bloom in Okavango Delta, Botswana in 2020 coincided with a mass elephant die-off event”. Harmful Algae. https://doi.org/10.1016/j.hal.2021.102145.
[5] Informes realizados por Job Morris y Smith Moeti sobre la Reserva de Caza del Kalahari Central, 2021.
[6] Mogodu, Keikabile. Report of a Visit to Ranyane, Ghanzi District. Gaborone: Botswana Khwedom Council, 2021.
[7] Maketi, Job. “Councilors powerless against Okavango land acquisition.” Sunday Standard, 11 de agosto de 2021.
[8] Ibid.
[9] Baatweng, Victor. “The invisible hand denying Okavango residents land rights.” Sunday Standard, 25 de agosto de 2021.
[10] Pinnock, Don. Op.cit.
[11] Molelo, Laone. “State purchase of lodge infuriates Gantsi councilors”. Sunday Standard, 15 de julio de 2021.
[12] Stanford-Xosei, Esther. ReconAfrica; Ecocide in the Kavango Basin. Amsterdam and London: Stop Ecocide Foundation, 2021. Barbee, Jeffrey and Lara Neme. “Oil Company Accused of Drilling in African Wildlife Reserve, Offering Jobs for Silence”. National Geographic Wildlife Watch, 13 de diciembre de 2021.
[13] Ramatiti, Ketumile. “Dikgosi summon Masisi Over Oil Deal.” Sunday Standard, 15 de marzo de 2021.
[14] Tsodilo Hills Village Development Committee, comunicación personal, septiembre de 2021.
[15] Ibid, Ramatiti, Dikgosi.
[16] Duke of Sussex, Prince Harry, and Reinhold Mangundu. “Opinion: Protect the Okavango River Basin from corporate drilling.” Washington Post, 14 de octubre de 2021.
[17] Staff Writer. “Cobra Magic: Botswana’s Traditional Doctor hailed for Palesa’s Miss World Magic”. Pula 24, 10 de diciembre de 2021.
[18] M. Bolaane, K. Molokomme, J. Morris, comunicaciones personales, 2021.
[19] Leepile, T.T. et al. ”Anemia Prevalence and Anthropometric Status of Indigenous Women and Young Children in Rural Botswana: The San People”. Nutrients 2021, 13, 1105. https://doi.org/10.3390/nu13041105
Etiquetas: Gobernanza Global, Derechos Humanos